En este ensayo propongo analizar, a partir de un enfoque de género y conceptos provenientes de la teoría del ensamblaje, la corporalidad en cinco obras de Egon Schiele. Cuatro de ellas son retratos: “Poldi”, “El escritor Hans Flesch-Brunningan” “Muchacha desnuda sobre pañuelo de colores” y “Desnudo de un hombre tumbado sobre una tela verde”, en tanto la última es un paisaje urbano, “Esquina de una calle”, que como todo espacio alberga y da forma a los cuerpos. Es así que reflexionaré sobre la relación que puede establecerse entre los conceptos de identidad y corporalidad haciendo énfasis en la estructura compositiva, la construcción espacial y el tratamiento de los elementos plásticos en las obras anteriormente mencionadas.
Según Jasbir Puar los cuerpos son “ensamblajes inestables que no se pueden separar en simples formaciones identitarias” (Puar, 2013: 378-379) (1). Parto de dicha definición para considerar los cuerpos como acontecimientos abiertos y dinámicos construidos a partir del entrelazamiento de diferentes líneas-fuerzas: sociales, genéricas, geográficas, étnicas, etc. Por tanto las corporalidades pueden ser a la vez activas y pasivas, capaces de someter y ser sometidas, estables y mutables.
En relación a lo expresado puedo observar en gran parte de la obra de Schiele la particularidad de abrir la figura al medio, o transformar el medio en figura. Esto me invita a repensar cuál es el límite real entre el yo y el entorno ¿Es el fondo lo que determina la figura o la figura la que determina el fondo? La línea dinámica de Schiele no entiende de espacios, edificios, mujeres u hombres, todos son tratados por igual, independientemente de cómo podrían ser categorizados por el sistema. En “Muchacha desnuda sobre pañuelo de colores” y “Desnudo de un hombre tumbado sobre una tela verde” el artista representa ambas figuras de igual modo. Los elementos que ingresan en los marcos compositivos de Schiele se despojan de sus categorizaciones normadas y se reconstituyen en el nuevo espacio asignado. El pañuelo de colores hace al espacio lo que la cabeza de la muchacha al pañuelo, y el orden que se le dé a esta tríada se torna indiferente dado que ninguno es más que el otro. El cuerpo recostado ni siquiera esconde su sexo en la superposición de sus piernas, sólo no lo muestra, no le importa hacerlo. El desnudo del hombre reposa en el espacio sólido y este lo contiene; así como la tela que abraza sus piernas le cede su integridad al fondo, y el fondo le da espacio para ser. Los elementos en sus obras se imbrican, fluctuando constantemente (2). En otras palabras, los cuerpos forman los elementos que los rodean y simultáneamente todos estos elementos moldean los cuerpos.
Escribe Meri Torras que: “El cuerpo se convierte en un lugar fronterizo entre el adentro y el afuera, entre una serie de binomios” (2007: 15), sin embargo en las representaciones de Schiele el cuerpo como límite se desdibuja. “Poldi”, “El escritor Hans Flesch-Brunningan” y “Esquina de una calle” abren sus líneas al contexto, liberándose de sus formas y permitiendo al espacio mismo ingresar a través de segmentos pseudo-vacíos. Dichas imágenes demuestran que los cuerpos no son sólo una frontera entre dicotomías, si no también lo nuevo que se forma en ese acontecer. Las figuras determinan y son determinadas por el espacio circundante, y están abiertas y vulnerables la vez que contenidas por el resto de la obra. Paisaje e individuo, figura y fondo se construyen y forman recíprocamente, son el resultado de lo que uno hace con el otro, de lo que deviene de esos encuentros.
El desinterés absoluto del artista por mostrar al hombre como varonil, la mujer como femenina, el edificio como hogar o cualquiera de estos anteriores como una construcción inalterable, es lo que hace que estos elementos fluyan e interactúen constantemente. Los fondos que no necesitan ser adornados para denotar su importancia en la imagen, constituyen en sí mismos un elemento compositivo más. La hoja en blanco tiene su validez, su potencialidad explorada y explotada, con tanta importancia como la línea que la transita. Los fondos son formas, son espacios y conjuntos, una continuidad de inconclusiones que se renuevan en el contacto con otros elementos. Es la indeterminación lo que da organicidad y vivacidad a las formas.
«Desnudo de un hombre tumbado sobre una tela verde»,
Mediante esta interpretación pictórica y dibujística, no solo de los cuerpos sino de los cuerpos en relación constante con el entorno, me permite afirmar que cuerpos (hombres, mujeres, casas, cosas) y entorno se independiza de la identidad de la que participaron y así se descategorizan para ser una nueva construcción interdependiente en un espacio reformulado bajo un nuevo discurso compositivo. Esta des-interpretación de los modelos como tales y su traslado a la obra para su nueva vida, está dada por una visión más holística por parte de Schiele, una búsqueda desinteresada de la convencionalidad y sus estructuras. En uno de sus poemas dice: “Ellos [los artistas] presienten/ la semejanza/ de las plantas/ con los animales/ y de los animales/ con los hombres/ y de los hombres/ con Dios” (Schiele, 2005: 61). Este “presentimiento” de similitud entre todas las cosas que observaba el artista es lo que hace que podamos observar en su obra a un cuerpo como una porción en el contexto y a la vez como un conjunto de elementos simultáneos. En estas obras, Schiele nos hace pensar en nuestra relación con el espacio y lo dinámico de nuestro carácter, que si bien está en movimiento perpetuo, hay algo que mantiene una constante.
Somos el vehículo de las ideas de un otro, una excusa para su pensamiento, el espacio que doblamos entre las paredes, las paredes que nos doblan, lo que no somos en relación a lo que pudo ser, o lo que posiblemente sí pero no sabremos. El otro que hace que alguien más sea, un evento plurivalente que se constituye y desaparece constantemente, una cultura que sucede, el presentimiento, la planta, el animal, el hombre, Dios.
Somos la nada que posibilita el espacio, el acontecer y todos sus sucesos.
Nuestro cuerpo, una referencia.
Notas
1- “unstable assemblages that cannot be seamlessly desaggregated into identity formations” (traducción del autor)
2 “… un ensamblaje está más a tono con las fuerzas entretejidas que fusionan y disipan el tiempo, el espacio y el cuerpo en contraste con la linealidad, la coherencia y la permanencia” (Puar, 2017: 295).
Bibliografía
Padberg, M. (2016). Egon Schiele. España: Könemann. Puar, J. (2013) ‘I would rather be a cyborg than a goddess’ Intersectionality, Assemblage, and Affective Politics. Recuperado el 16 de noviembre de 2018, de Meritum, ISSN-e 2238-6939, Vol. 8, Nº. 2 (julho/dezembro), 2013: http://www.fumec.br/revistas/meritum/article/view/2172/1332 Puar, J. (2017). Ensamblajes terroristas. El homonacionalismo en tiempos queer. Barcelona: Bellaterra. Schiele, E. (2005). Yo, eterno niño (Poemas). (J. Segovia, Trad.). España: Maldoror. Torras, M. (2007). El delito del cuerpo. De la evidencia del cuerpo al cuerpo en evidencia. En Meri Torras (ed.), Cuerpo e identidad I (pp. 11-40). Barcelona: Ediciones UAB.
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